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FIB 2015: The Prodigy y la masa

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Continuamos con el relato de lo que sucedió en la edición 2015 del Festival Internacional de Benicàssim y, como es lógico, nos toca pasar al viernes, con el grueso de la audiencia ya en la ciudad castellonense. Muchísimo público británico en esta edición del FIB, atraidos poderosamente por la presencia de Noel Gallagher’s High Flying Birds y otras bandas de pegada en las islas, como Palma Violets o Jamie T. Pero las letras más grandes de la jornada eran los resurgidos The Prodigy, que con su The Day Is My Enemy (2015) encandilaron a la chavalada como si no hubiera pasado el tiempo desde hicieran lo mismo con las generaciones más jóvenes de los 90. Puedes ver una amplia galería de fotos de la jornada en la web de nuestra fotógrafa.

Rob Holliday, guitarrista de The Prodigy, siendo muy majo con los fotógrafos

Rob Holliday, guitarrista de The Prodigy, siendo muy majo con los fotógrafos

Niamh Farrell, vocalista de Hamsandwich

Niamh Farrell, vocalista de Hamsandwich

El primer grupo que me interesaba dicho viernes eran los irlandeses Hamsandwich, que tocaban durante 35 minutos en el escenario Fiberfib.com – Radio 3. Su propuesta recordaba poderosamente a la de sus vecinos del Norte Of Monsters and Men pero con el buen gusto de superar la etiqueta de la “imitación” para situarse sencillamente en la onda de estos. Practicaron un pop melódico, lleno de luminosidad y optimismo, inteligentemente complementado con la simpatía y el buen rollo que transmitía esta banda. Pasaban las ocho de la tarde y no había todavía mucha gente en el recinto pero, la que llegaba, se pasaba a ver la animada fiestecilla que montaban. Un grupo que desconocía hasta que empecé a estudiarme el cartel de este FIB 2015, que se había colado entre mis intereses y que resultó ser un agradable acierto. Seguiremos sus pasos, por si estos les trajeran de nuevo por nuestro país.

A renglón seguido, el cuarteto newyorkino Public Access TV se subían al escenario Red Bull para desplegar un brillante recital post-punk con sus buenas dosis de gamberreo y energía, que conectó de manera sensacional con el público que iba llegando por el acceso principal (tenían a unos entregadísimos Palma Violets coreándoles los temas en las primeras filas). Fueron un refrescante soplo de aire fresco, pero al poco de empezar su concierto me volví al escenario Radio 3 para ver, por fin y por vez primera, a Ana Fernández-Villaverde, La Bien Querida. No es casualidad que fuera mi primera vez con ella, y es que nunca he conseguido conectar ni con su oscura electrónica, ni con sus letras ni con su voz. Aún así le di unas cuantas canciones para tratar de convencerme. Su propuesta era sencilla (dos músicos en el escenario junto a ella) y muy potente en cuanto a sonido, pero me produjo la misma fría indiferencia que siento con sus discos: el despliegue de bases y de beats y las letras que parecen anti-románticas pero que no acaban de serlo no son lo mío, y aunque el público parecía disfrutar serena pero sinceramente, yo no tardé en dirigir mis pasos hacia el escenario principal.

La bien Querida

La Bien Querida en el escenario Radio 3

Ya cerca de las diez de la noche y con una inmensa cantidad de gente, una de las concesiones más claras a la audiencia británica se subía al escenario principal: Jamie T con su banda, The Pacemakers, joven cantautor originario de Escocia que, con tres discos a sus espaldas, consiguió que NME considerara su Carry On The Grudge (2014) como de lo mejor publicado el año pasado. ¿Os suena? Si no, es normal: es uno de esos artistas enormes en las Islas Británicas que no se conocen demasiado fuera. La verdad es que me pasé a ver qué hacía con muchísimo escepticismo y acabé viéndome el concierto casi completo: sin duda, su actitud y la de su banda rebosaban gestos enérgicos y arengas dirigidos a un público muy juvenil, recordándome por momentos a 30 Seconds to Mars; pero el rock que salía de sus guitarras era contudente, versátil y estaba lleno de energía. Por no mencionar que, a pesar de su juventud, Jamie T cuenta con unas letras en las que merece la pena detenerse. Grata sorpresa, en realidad, por actitud y calidad, la de esta formación que se subió como un torbellino al escenario Las Palmas y que, aunque perdió algo de fuelle en la segunda mitad de su actuación, fue una eficaz y sencilla máquina de rock.

Jamie T and The Pacemakers

Jamie T junto a uno de los miembros de su banda

Alexander "Chilli" Jesson de Palma Violets

Alexander “Chilli” Jesson de Palma Violets

Solo me apartó del escenario principal el comienzo del set de Palma Violets en el escenario Radio 3. Con un poquito de retraso, ya que les costó poner a punto los instrumentos, el cuarteto de Londres pronto se puso las pilas y desató su característica locura sobre el escenario, con sus dos frontmans, “Chilli” Jesson y Samuel Thomas Freyer, absolutamente desatados sobre éste, moviéndose sin parar y aportándole el plus de intensidad y gamberreo que sus temas exigen en directo. No se cansaron de repetir cuánto les gusta el Festival de Benicàssim, al cual ya asistieron hace unos años para presentar su álbum de debut. Visiblemente acalorados (era un problema colectivo, en realidad), encendieron sin dificultades las primeras filas (copadas por jóvenes británicos en estado de ebriedad), que estallaron en vítores, gritos y algún amago de melé. La única pega de su set fue que tocaron uno de sus temas más conocidos, Best Friends, antes del final, lo que provocó una desbandada hacia el escenario principal, donde en pocos minutos actuaría uno de los platos fuertes de la noche. No obstante, fueron divertidísimos, ágiles y acabaron en la cresta de la ola, que es lo que se le pide a estos grupos de la oleada post-punk de nuestros días.

Palma Violets

Palma Violets al arranque de su actuación

Y es que en el escenario principal no se podía ignorar que se subía, a las once y media de la noche, Noel Gallagher con su banda para completar un set de una hora. Expectación máxima, más aún cuando el ex-Oasis ha conseguido en este 2015 bastante éxito con su segundo álbum en solitario, Chasing Yesterday. Y sorpresa mayúscula cuando casi la mitad del repertorio estuvo constitutido por temas de Oasis, muchos de los cuales llevaba algunos años sin tocar. Con este panorama, así como con algunos pelotazos propios, como In The Heat Of The Moment, a Noel no le hizo falta despeinarse demasiado para poner del revés a un público que ya tenía ganado desde antes de pisar el escenario. Fue frío pero muy correcto, aunque parecía que el público cantaba con mucha más emoción y cariño Talk Tonight o Don’t Look Back In Anger, con la que se cerró la actuación en una especie de éxtasis karaokero generalizado. Ya sabemos que a un inglés borracho basta con ponerle un tema de Oasis para que cante. Y, si no, lo canta solo.

Noel Gallagher

Noel Gallagher en el escenario principal

Tras esto hubo que pasarse un rato de vuelta por el escenario Radio 3, donde Godspeed You! Black Emperor, en una penumbra absoluta, cubrían las dos horas de set que tenían asignadas (la actuación más larga de todo el festival). Ya sabemos de qué van los canadienses, de manera que la mejor forma de disfrutar su concierto era coger una cerveza fresquita, sentarse en el suelo, cerrar los ojos y navegar entre las numerosas capas de instrumentos, melodías y distorsiones que iban armando con la misma paciencia con la que una araña teje su tela. El resultado, como siempre con ellos, emocionante y espectacular; más aún cuando su reciente Asunder, Sweet and Other Distress (2015) es algo más melódico y menos arduo de escuchar que su predecesor, ‘Allelujah! Don’t Bend! Ascend! (2012). Su actuación era hipnótica, pero al poco tiempo hubo que levantarse y volver al escenario principal, porque allí nos esperaba el plato fuerte de la noche.

Maxim from The Prodigy

Maxim, vocalista y bailarín de The Prodigy

Keith Flint from The Prodigy

Keith Flint, también cantante y animador de The Prodigy

Con una expectación desorbitada teniendo en cuenta que en el último año y medio han tocado ya varias veces en nuestro país, The Prodigy subían al escenario Las Palmas como auténticas bestias. Lo suyo es el espectáculo, montar un show que no deje a nadie del público indiferente, y hacer sentir a cada miembro de la audiencia como alguien especial. Pero lo suyo es, también, el gamberreo, y lleva siéndolo desde los 90. Nos dedicaron un buen repertorio de peinetas e improperios a los fotógrafos, todos parte del show, sin duda alguna, y desplegaron su virulenta actitud con una fuerza excepcional. Por si fuera poco, en pocos minutos Keith Flint y Maxim ponían a miles de personas a gritar Nasty Nasty y el panorama entre las primeras filas era verdaderamente frenético. Hicieron un repaso profundo del The Days Is My Enemy que han publicado este año, y también prestaron atención al Invaders Must Die (2009).

No puedo negar que durante 15 o 20 minutos me sentí bastante fascinada por el frenético espectáculo de luz, gritos y ruido que montan los de Essex, y alguna parte algo adolescente y gamberra de mi se unió a la fiesta y al griterío. Pero también he de reconocer que eso fue todo: ni cuando era jovencita ni ahora he aguantado el jaleo de The Prodigy durante un disco entero, y aunque aprecié gratamente que sobre el escenario son auténticos animales, con un sentido del espectáculo y una capacidad para mimar a su público fuera de lo común, es una fórmula que rápido se me queda corta. Al final me volví a sentar frente al ruidoso pero ordenado juego sinfónico de Godspeed You! Black Emperor antes de dejar que los jovenzuelos reconquistaran la noche para recuperar fuerzas para la siguiente jornada.

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